499. Sobre los mundos posibles
Texto enviado por Laura Binder, Coordinadora del Área terapéutico recreativa en una Residencia para personas mayores (Buenos Aires). El nombre de la señora fue modificado por respeto a su privacidad.
La conversante y el contexto
Una señora, de 100 años de edad, que vive en una Residencia hace 8 años, en momentos que tiene de desorientación y olvidos busca irse a la calle y va hasta la puerta.
El texto: ¡Me tengo que ir a mi casa!
1.ROSA: ¡Me tengo que ir a mi casa! ¡Acompáñame!
2.CUIDADORA: No Rosa, ahora no.
3.ROSA: ¡Sí! ¡Llévame, tengo que ir! Vienen las chicas y tengo que preparar la comida.
4.CUIDADORA: Las chicas vendrán acá, saben que vos estas acá…
5.ROSA: Pero yo tengo que ir a mi casa ahora.
6.CUIDADORA1: Es de noche ahora, vamos mañana.
6.CUIDADORA2: Vamos más tarde.
6.CUIDADORA3: Llamamos a tus hijas que vengan acá.
1° Comentario (por Laura Binder)
Todas cosas que a Rosa la enojaban y con cara de mucha preocupación, insistía. Con su gesto, ¡parecía decir “Como no entiendes! ¡Cómo no me entienden!”.
Ella estaba pensando en sus hijas pequeñas, su marido, en otro tiempo…
Aquí yo creo, pensando en el Enfoque Capacitante, es donde deberíamos intentar captar, cual es el sentimiento de Rosa en ese momento para hablar de él.
Pero que difícil más que captar el sentimiento, llevarla a ese tema, sacarla de la urgencia de irse y sin mentirle, dado que nunca ira a la que era su casa.
2° Comentario (por Pietro Vigorelli)
En esta breve conversación, Rosa describe claramente el mundo posible en el que está viviendo:
Rosa es una madre con algunas niñas y estamos a la hora del almuerzo. Tiene que irse a casa porque pronto llegarán las chicas y tiene que preparar la comida.
Este mundo posible es el mundo en el que vive Rosa, es su mundo. Desde su punto de vista es el único mundo posible.
Para la cuidadora es diferente. Puede elegir en qué mundo vivir. Puede referirse a su propio mundo de cuidadora donde está asistiendo una señora desorientada, o puede elegir acompañar a la dama a su mundo. El Enfoque Capacitante propone esta segunda solución.
La cuidadora capacitante escucha, no juzga, luego puede responder:
6.CUIDADORA4: Es un gran problema, tu casa está muy lejos.
6.CUIDADORA5: ¿Cómo podemos hacer?
6.CUIDADORA6: ¿Está tu casa lejos?
6.CUIDADORA7: Nosotras madres debemos pensar siempre en la comida.
6.CUIDADORA8: ¿Cómo se llaman las chicas?
6.CUIDADORA9: ¿Qué quieres cocinar?
Después de haber elegido qué decir, después de haber hablado, se calla y espera a que Rosa empiece a hablar de nuevo.
Luego, la cuidadora a su vez responderá a partir de las palabras de Rola.
De esta forma acompaña a Rosa a su mundo y transforma las ganas de volver a casa en un tema del que hablar.
3° Comentario (por Laura Binder)
Algo que tal vez se puede agregar, note y recordé, ahora al releerlo, que a medida que aumentaba la ansiedad de Rosa por no “ser comprendida”, aumentaba también la de la cuidadora al no lograr modifique su actitud.
Tal vez se puede hacer también referencia a ello.
En cambio, al poder entrar la cuidadora en el mundo de Rosa, mediante la conversación que propone el enfoque Capacitante, ambas, pueden (o podrían) relajarse, Rosa y la cuidadora. Esto me atrevo a decirlo porque pude comprobarlo.
Una pregunta y un ejercicio
Invito a todo el que quiera que me envíe un comentario o una descripción de una situación concreta, en la que tenga la impresión de que una persona mayor con demencia vive en su propio mundo posible. Trate de relacionar las palabras de los demás y las suyas con la mayor precisión posible, con las mismas palabras que se usaron. Por supuesto, sin embargo, use un nombre inventado para el interlocutor. Responderé a todos después del 10 de septiembre. Pietro Vigorelli
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